Parejas.

Durante los primeros meses de relación, las parejas experimentamos una verdadera revolución química en el cerebro que nos hace sentir omnipotentes. Cuando el tiempo pasa y cesa dicho dopaje químico, comenzamos a sentir las discrepancias con el otro y que el respeto, la ternura o el deseo no son hechos tan inmutables como creíamos al principio. Aunque esto suele producirnos una profunda sensación de desengaño y dolor, también puede proporcionarnos un gran bienestar cuando aprendemos a reconducir la relación hacia la aceptación y el consenso con el otro. De hecho, entender la naturaleza cambiante de las relaciones es el mejor camino hacia su estabilidad.

Así, no hay amor más sólido que el de las parejas que trabajan, mano a mano, en su relación. El problema es que no nos han enseñado a cómo hacer esto. Los modelos de amor romántico que nos llegan de los productos culturales como el cine o la música nos transmiten la falsa creencia de que el amor verdadero todo lo puede, sin necesidad de que la pareja tenga que promover nada, por lo que carecemos de referencias que muestren cómo se superan los problemas relacionales o de convivencia.

Si vuestra relación de pareja va a la deriva, os animo a que contactéis conmigo. Para romperla siempre hay tiempo, así que no perdéis nada en darle, y daros, una oportunidad.